Magdalenas para Proust.

La memoria desenfunda los recuerdos como se desenfunda una magdalena. El olor a magdalena es un pretexto delicioso para recordar la infancia. El narrador separa con delicadeza el papel suave y aceitoso de la magdalena y desnuda, la baña en el lago tila de su tazón.

Adoro las magdalenas casi tanto como adoro a Proust. Afirmaría, con la convicción del filósofo que expone sus ideas, que adoro las magdalenas casi tanto como las amaba Proust.

El narrador de “En busca del tiempo perdido” ha venido a recordármelo. Para evocarnos de nuevo tiernos, eternos sobre la cotidianeidad del juego sin reloj, hay que comer magdalenas, pero como las de antes.

El tiempo apremia para Bloom, quien lee tiene que escoger, no hay tiempo para leer todo, y él escoge a Proust. En analogía, quien come tiene también que escoger; se acomodan a la vida las elecciones de manera natural, como lo hacen los parques, los rostros o los lugares recorridos.
La receta de hoy devuelve el candor que, hospedado en la memoria, da brincos sobre la finitud del recuerdo.

Ingredientes

•           3 huevos de tamaño normal o 4, si estos son pequeños.
•           225 gr de azúcar de caña integral o en su defecto 175 de azúcar blanco.
•           60 ml de leche semidesnatada.
•           180 ml de aceite de oliva virgen extra, preferiblemente tipo Arbequina.
•           210 gr de harina de trigo “floja” o de repostería.
•           10 gr de levadura química tipo Royal.
•           Ralladura de un limón.
•           Canela molida.
•           Una pizca de sal.
•           2cp de esencia de limón o 3 cucharadas de limón natural.
•           Azúcar para espolvorear.

Elaboración

Antes de preparar la masa, asegúrate de que todos los ingredientes estén a temperatura ambiente.

1- En un cuenco colocamos el azúcar y los huevos y batimos un par de minutos a velocidad lenta.
2- En un aparte mezclamos el aceite con la leche y se lo añadimos poco a poco a la mezcla del bol mientras seguimos batiendo a la misma velocidad.
3- Después añadimos el resto de los ingredientes: la harina, la levadura, la sal, la ralladura del limón y la esencia de limón y mezclamos siempre a velocidad lenta.
4- Cuando tengamos una masa homogénea con todos los ingredientes batimos unos 3 o 4 minutos a velocidad rápida y tendremos ya la masa lista.
5- Antes de poner la masa en los moldes déjala reposar por lo menos una hora en la nevera. (Las levaduras químicas lo que producen es “gas” o anhídrido carbónico, es decir que meten aire en la masa, por eso la masa debe reposar en la nevera antes de hornear.)
6- Precalienta el horno a 250ºc arriba y abajo, sin el ventilador.
7- Mezcla bien la masa y rellena los moldes. Recuerda rellenarlos sólo las ¾ partes del molde. Si decides poner azúcar por encima ten en cuenta que este pesa y puede hacer que las magdalenas no suban por ese motivo. No te pases con la cantidad.
8- Baja la temperatura del horno a 210ºC e introduce la bandeja con las magdalenas en la parte central de tu horno.
9- Hornea durante unos 15- 20 minutos. Recuerda no abrir el horno cuando las magdalenas estén subiendo pues dejarían de hacerlo.
10- Transcurrido el tiempo, saca las magdalenas y deja que se enfríen antes de desmoldarlas para que estas no se rompan y el vapor no las humedezca.

¡A disfrutar!

(El aspecto de las magdalenas es más oscuro debido al azúcar de caña. Este le confiere un sabor único, menos dulzón que con el azúcar blanco, más ligero y digestivo.)